¿Qué hacemos con Gaza?

Este es el momento en que la muchachita entra a sentirse absolutamente inútil, absurda y frívola con su "blog literario-sentimental"...
Este es el momento en el que pierden sentido el "Que nadie se atreva a decir 'No puedo' " y el "Somewhere over the rainbow"... y los daños colaterales de "ese medio pariente del dolor" carecen (por un momento) de importancia.
Es probable que si pudieran construirse misiles con la rabia e impotencia de los que no hemos sido tocados por las esquirlas, Israel ya habría desaparecido del mapa. Pero ya es tarde para pensar en una aniquilación aséptica: también allí hay niños, hay jóvenes, hay ancianos que no han cometido más error que el de haber nacido en el lugar -tal vez- equivocado.
Entonces ¿qué nos queda? Ser testigos atónitos del dolor y del horror. O mirar para el costado, y continuar con la rutina de las noches y los días en este lado del mundo, que -todavía y por suerte- mantiene en pie los shoppings y los supermercados y las casas con piscina o sin ella y las computadoras -sí, al menos tenemos la computadora, esa máquina maravillosa por donde uno puede acceder rápidamente al mundo, y solazarse en la gama de excitantes distracciones que aún tiene para ofrecernos-. O mirar de lejos la fotografía y convencerse de que son los fuegos de pirotecnia que anuncian un "Feliz 2009"... Mientras la sangre corre como agua y la tierra se la traga en silencio, como una ofrenda malograda.