Si vivir es un regalo y un presente




Primero me fui. No encontré a quién decírselo.

Después, con el tiempo, aprendí a no echar de menos
las burbujas de aire que, como pompas de jabón,
se rompían al primer roce con la superficie terrestre.

Aprendí que más vale "hacer" que "pensar",
"cambiar", que "lamentar",
y bajo toda circunstancia,
agradecer ese regalo que nos llega
cada día, diligente y puntual,
desde quién sabe dónde.

Serenamente...